POR EL AMOR DE UNA MUJER

jueves, 19 de noviembre de 2009

EL PERFIL DE ANTONIO MACIAS....(por Eduardo Osorio, Periodista)




El jueves va de prisa, por la fecha del mes, por la proximidad de la navidad, por los paseos de fin de año, en un país falto de afecto y depre por ambas o por mangas, y porque es preludio de carrete, terapia para lo anterior.
Entonces, que bueno es oxigenarse con una entrevista que busca el otro yo, en este caso del , a ver como podríamos llamarle, inefable… Antonio Macías Luna, incansable autor, escribiente, y editor de sus propios libros, y tanto que los imprime y encola….acá está para La Pluma Valiente, el PERFIL de Antonio, “Antmaclun” para sus amigos, dibujado desde su reducto mediterráneo de Villa Alemana…


1) Un autor que te haya hecho acercar a la literatura y practicarla… Te podría nombrar algunos más, pero, esencialmente Gustavo Adolfo Bécquer, sevillano como yo, y el francés Julio Verne. Al menos éstos fueron mis primeros admirados cuando tenía diez años de edad.

2) ¿Qué ficción literaria harías realidad?... La ficción no es nueva. Ha existido siempre según los conocimientos de cada época. Normalmente, me gusta partir de la realidad hacia los parámetros de mi fantasía. Si la ficción es privativa de cada escritor, si convierto una fantasía en realidad, estaría transgrediendo a un autor.

3) ¿Cómo se te ocurre desde tu ámbito luchar contra el calentamiento global?...Cada uno es minúsculamente responsable en este tema mundial, pero entiendo que la solución está primordialmente en manos de los países más industrializados. La Humanidad debe pasar ya a la acción, o deberemos emigrar a Marte.

4) Una obra antibelicosa… No soy persona beligerante, y en algunos de mis poemas se respira este matiz; Infelizmente, por falta de espacio no puedo enviarte ninguno ahora, pero en cuanto pueda, te hago seguir una composición en este sentido.

5) Tu mejor poesía …Tengo una ingente cantidad de poemas inéditos, de años de trabajo; además, sería una jactancia por mi parte decir “éste” es el mejor, pues todos me gustan: unos en mayor o menor medida que otros. Escribo para mí; dejemos que los lectores decidan.

6) Tu mejor relato …Perdona que responda como con la poesía. Insisto en que me atrae traducir realidad a ficción o fantasía. Dado que tengo menos títulos de narrativa que poemas, osaría dar un nombre: “Trilogía de Poetas”, que te lo podría enviar aparte.

7) El "Porqué no te callas" del Rey a Chávez… Preferiría hacer mutis por el foro, ya que no me gusta opinar de política. Cuando el Rey de España saltó de esa forma, debió ser porque estaba ya “chato” de escuchar un disco rayado con el cuplé de: “¡Fascista! ¡Fascista!”. Cualquiera puede tener esa reacción.

8)¿Qué papel juega Ana Luisa tu mujer, en tu creación?... Ella es mi amor y, como poeta, le doy a este hermoso sentimiento la esencia que me inspira Erato tañéndome su lira al oído. Pero no sólo de amor vive el vate. El mundo está lleno de Poesía; solo hay que saberla hallar y sentir. Creo que la mía, en su conjunto, es universal.

9) Si no escribieras, ¿qué habrías hecho para expresarte?.. PINTAR. Así lo he hecho durante treinta años en España incluso con premios, pero la Pintura se quedaba corta para expresar mi melodía interior. De repente, descubrí que la Poesía llenaba ese espacio; incluso en Poesía soy más audaz que en Pintura.

10) Eres de una zona de España en que el Sahara se insinúa…¿Te gustan las obras ambientadas en ese clima?... nombra alguna… Sinceramente, nunca lo había pensado. Mi país estuvo dominado siete siglos por los árabes, que nos dejaron un legado cultural en todos los órdenes, el cual hemos cuidado y conservado. Pero me fascinan las civilizaciones griega y romana.

11)Lo que no has escrito… Eso es lo contrario de lo que hago cuando concluyo una obra. Siempre estoy trabajando.

12) El Chile de “Si Vas para Chile”… Bellísima canción que extrae mis lágrimas porque Chile es un país acogedor, mi segunda patria. Como en todo el mundo y en España, también aquí he conocido la felicidad, la tristeza y la decepción, causadas por muy pocas personas. Pero los culpables somos los seres humanos.

13) El “Padre Nuestro” rezado a tu manera… Pater Noster qui es in caelis, sanctificetur Nomen Tuum, adveniat Regnum Tuum”, o en traducción libre: “Papá Nuestro que estás no sabemos dónde, por lo que más quieras, por tu Nombre, venga a nosotros tu reino de pan y paz…”

miércoles, 18 de noviembre de 2009

UN MARTES CON SABOR A MATE.....

Moderando José Miguel Torres, en su estilo, parco, exento de florilegios, echamos de menos a Paporcoy, sin embargo en lo sobrio Torres, es como Frank Sinatra, y a su manera, un presentador de relevo más que aceptable.
Hay que ver, abiertos los fuegos, al chaval de Macías, aplicando la oreja a la “voz- poema” de la Paty Benavente, pues no alcanzó copia para él, y que es para contarlo.
También a la poeta cordobesa Elena Pahl, invitada por María Eugenia Berríos, cerrando la reunión con tres ocurrencias, que aunque cansados los poetas de este lado celebraron, como antes con morbo, las infidencias de Rimbaud y Verlaine, aunque contradictoriamente, y sobre la marcha, no quiso referirse a las de nuestra Gabriela.
En este desordenado recuento, para variar, si estuvo entretenido el recreo, más lo fue la adjudicación de las páginas de la revista, un verdadero remate, por el interés desatado.
Una canillita VIP Pily, con su Rapa Nui Times, bajado de la bodega del avión, lo que no es barato.
Un silencio elocuente de Hernán Carrasco, que no movió los labios, salvo para intercambiar un breve saludo con Claudio Schudeck, pero al final, se trataba del camino que han seguido “El Hijo de la Diosa”, y sus “Memorias de un Desconocido” Parte Tres.
Volviendo a los trabajos expuestos….
No es para menos la alegórica representación de Sergio Hernández en un mix de Giocondas, Monas Lisas, Leonardos y “franchutismos”, como ése “Mon dieux”, que parecía sacado de la mismísima Rue de Montparnasse.
A Esteban Valenzuela y su “Entre Líneas”, de un solo bloque, que es como a él le tincó, y su economía de papel, crisis mediante.
Sin dejar pasar el mensaje “interlineado”, que a más de alguno dejó marcando ocupado.
A la Paty misma recitando con la suavidad de hablarte al oído, de susurrarte, de acariciarte con su delicada voz, bajándole la rebeldía a las palabras, que la pudieran tener, domándolas con su tibieza…
A Pablo Peuriot, diciendo lo que quiere, como quiere, y a quien quiere, con palabras precisas, y sentimientos cortos pero entendibles, sin abusar de la retórica…
A la misma argentina señora, opinando de la creación literaria circulista, y a las jóvenes postulantes entusiasmadas con las poesías y relatos de hoy martes.
A un viejo lobo de mar como Martín, hablando de los amores y sus envases, y a la concurrencia de hoy, que estuvo divina, en una reunión de largo alcance, que se inició con el sol casi alto todavía, y terminó ya harto iniciada la noche de noviembre…, y que celebramos con unas líneas, ya vendrán más, de Elena Pahl…

”Después del tercer canto de los gallos un despecho de luz deja su metáfora en los tejados….”











Publicado por Eduardo Osorio.

domingo, 15 de noviembre de 2009

PROPAGANDA ELECTORAL por Alvaro Medina.



Ha aparecido como maleza pero con propiedades superiores a la mala hierba. Crece en los postes de alumbrado, aceras, techos, etc. y extiende sus guías en la altura sobre todo tipo de cables, invadiendo los espacios públicos. Por fortuna se trata de una plaga pasajera, con fecha de término, aunque siempre algunos restos logran sortear con éxito los discretos esfuerzos municipales para retirarla y permanecen por años, como un desagradable recuerdo de promesas incumplidas.

Imposible no verla. Estamos rodeados de rostros sonrientes que nos miran, llenos de buenos deseos, acompañados de frases para el bronce. Cómo no creerles, cómo dudar de sus buenos propósitos. Todas esas caras bonachonas expresan la clara intención de preocuparse por nosotros y hacernos la vida más fácil.

Por eso, la culpa en este caso la tiene el chancho y no el afrecho. Estos animales se acostumbraron a este alimento multicolor y no sólo les gusta sino que creen en sus milagrosas propiedades. No necesitan fijarse en lo que ofrecen. Sencillamente creen. Es un milagro moderno. ¡Qué le han dicho a los fabricantes! ¡Atosiguémoslos entonces! ¡Démosles afrecho electoral, de todos los tamaños y formas! No importa el costo de producción. De algún lado saldrá la plata para financiarla. Lo importante es que los chanchos se la comen, llenos de fe. Parece increíble pero es así. Este afrecho produce resultados. Mientras más excesivo, mejor. Los chanchos, satisfechos, irán a votar llenos de ilusiones. Pareciera que necesitan comer esa basura para pensar con claridad. Tal vez contiene un ingrediente mágico que les despeja las mentes y los hace creer en cualquier cosa.

Tiene razón Gabriel Gálvez al decirnos que Chile es el país de los… marranos. Aún así a ratos pienso que debería probar esta comida. ¿Quién sabe si logra al menos otorgarme unos pocos días de ilusión?

UN COMENTARIO A LA OBRA DE GABRIEL GALVEZ....Por Maritza Barreto.




Me referiré a “trabajos”, y no a “la obra”, porque ésta se extiende mucho más allá de sus dos primeros libros, ya que su autor es también pintor y guitarrista, además de constructor civil de profesión.

-Y tendrá otras gracias disimuladas, porque ahí lo vemos, en el vernisage, rodeado de sus fans-.

Esta semana asistimos al lanzamiento de “Chile el país de los weones”. Su segunda publicación. Libro audaz, más valiente que “La Pluma Valiente”, donde el autor nos entrega un tema interesante de tratar, en un lenguaje claro, accesible y fluido, lo que da calidad a su trabajo.

Utiliza aquí, un gracioso e inteligente recurso que ya fue usado en su primer libro: hacer que las aves hablen por él. Miren que poético este chico.

En “El flaco Gálvez, un romántico viajero”, es el búho de la Chile quien cuenta las proezas y aventuras de su padre. Imperdible. Un libro muy gracioso, ameno, súper entretenido aún para quienes no comprendemos nada de pelotas … (de fútbol, se entiende).

En éste, su segundo texto, es nuestro cóndor andino que, desde las alturas saca ventaja para poder ver, comparar, criticar y analizar nuestros comportamientos y las contradictorias formas de expresarnos. Este elegante pajarito que adorna el escudo nacional, se permite hacer públicas las palabras más vulgares, las que sólo se dicen en un ámbito de mucha confianza.

Pero para los que somos tremendamente reprimidos y no podemos pronunciarlas, este trabajo nos abre una posibilidad de catarsis y de desagote de afectos que eventualmente alguien nos provoque, y cuando su comportamiento así lo amerite. Podemos por ejemplo, decir: “¿qué te pasa, página 65?”, cuando hemos sido ofendidos. O decir “chino” simplemente, cuando uno quiere descargar la rabia provocada por un tipo desleal y traicionero. (léase en la página 39, segundo párrafo, la expresión china correspondiente). Por lo tanto, su lectura nos deja libres de esas emociones tóxicas, y además con una terapéutica carcajada.

“Chile, el país de los weones”, es una aguda crítica social y un fino análisis de la idiosincrasia del chileno actual. Un texto que saca a la luz un lenguaje que es vulgar, en tanto es usado por el vulgo, para elevarlo al nivel de lo académico, en cuanto lo publica en forma escrita. Ese es, en mi opinión, el valor de este libro.

Lo re recomiendo.


jueves, 12 de noviembre de 2009

¡¡¡LOS POETAS Y NARRADORES UNIDOS JAMÁS SEREMOS VENCIDOS!!!



Amigos del Círculo, el 30 de noviembre se cierra el concurso interno, destinado a elegir un LEMA para nuestro Círculo. Únicamente siete socios han enviado sus sugerencias. Por suerte, algunos colaboraron con más de uno.
Un lema es algo importante para nuestra agrupación. La identifica, le da otra dimensión y calidad. Necesito que me hagan llegar nuevas proposiciones. Ojalá, todos los socios aportaran. Es cosa de dedicarle unos minutos y puede salir el lema que nos identifique a todos.
Pensemos en los valores que debiera encerrar el Círculo, en lo que representa nuestra actividad.
¡Un esfuerzo! ¡Espero muchas buenas ideas!
Durante diciembre, previa consulta a nuestro Presidente, se efectuará la elección de nuestro lema mediante votación de los presentes en dicho día. Oportunamente les haré llegar el listado con todos los lemas propuestos, sin el nombre de su autor. Cada uno deberá seleccionar sus diez preferencias. El martes fijado para la elección, cada miembro presente indicará sus diez favoritos, lo que será registrado en una planilla para dicho objeto. Los socios que no puedan concurrir igual podrán proponer sus preferencias, enviándolas por mail a Alicia Aguirre. En caso de empate entre las primeras mayorías, se hará una nueva votación entre los lemas más votados. Nuestro Presidente anunció un excelente libro de regalo para el ganador, además de nuestras felicitaciones y sana envidia por su lema que deberá perpetuarse conjuntamente con nuestro Círculo.
¡Todavía hay tiempo! ¡Todos a participar!
alvaromedinaaedo@gmail.com

miércoles, 11 de noviembre de 2009

MARTES TARDE, REUNION Y LANZAMIENTO...EN REÑACA.

Nunca fue tan coloquial la cita “martiana”, aunque en un entorno y ambientación de conferencia.
Con mesa presidiendo la sesión el “Presi”, y nosotros de este lado, frente a frente , y a la profesora Amalia Andaur.
Muy sui géneris la reunión también, pues partimos con Caín y Abel.
Disquisiciones van, disquisiciones vienen.
Es un festín de aristas, el cuento bíblico aquel.
Una parábola al final, aunque nadie lo dijo.
Y hasta salió que Dios es asexuado, ni hombre ni mujer.
No apto para beatos.
La literatura piensa por sí sola, al este del edén.
Y tanto, que el tiempo nos absorbió con su remolino.
Para llevarnos a los varios…donde…
Antonio Macías…… reincidió con Caín y Abel.
Luego un señor con unas cajas con libros, y otras con petits bouchés, metiendo bulla al fondo, nos habla del lanzamiento de Gabriel, que bautizan Marcos Concha y Renato Achondo.
Incómodo, pero simpático hablar de los “weones”, que ya se venden hasta en la Feria del Libro de Santiago…mandíbula de burro aparte.
En fin, otro martes crepuscularísimo, literarísimo, reñaquísimo, galvísimo al fin de cuentas…

































Publicado por Eduardo Osorio.

martes, 10 de noviembre de 2009

LA CITA ES EN EL PIERO"S



La cita es en el Piero"s de Reñaca, hoy.
Es un hotel nada menos, aunque tiene la actividad cultural más variada, antecedentes huelgan.
Hoy a las dieciocho, sin falta.
Caín y Abel, una visión literaria de Marcos Concha...novedosa, interesante, que salpimenta nuestra saga circular de cada martes, inaugurará los fuegos, con un expositor saliendo de un resfríado primaveral...
La revista, ¿cómo anda?, a casi un mes del inicio del verano...María Teresa contará de ella...
Luego, aportes y más aportes al leit motiv..trabajos, poemas, cuentos, relatos, donde los protagonistas, difarean al estilo de sus autores...
Este es el martes interesantísimo, sin duda, pero con un postre, amable (no se si habrán postres amables, pero éste lo es), fuera de dulce, simpático, y que hace tiempo ya está agendado..."Chile el país de los weones"...obra de Gabriel Gálvez, que incluso consigió el hotel, dada la huelga "palaciega", se nos viene al escaparate...
Ahí nos vemos....

lunes, 9 de noviembre de 2009

LAS DESVENTURAS DE UN TERRÍCOLA EN HUEVOLÁNDIAK por Antonio Macías



La cabeza de Mauricio Estévez es devastada por una calvicie recalcitrante, lo cual, unido a sus gafas redondas, le prestan un aspecto simplón e inocente.
Preocupado, examina la puerta de la calle, que se encuentra abierta. Días atrás, el empleado de la limpieza pública había astillado una amplia zona de la hoja recién barnizada al arrancar la cerradura con el pestilente cubo de los desechos mientras corría como un obús para vaciarlo en el camión de recogida. El trozo de madera y el dispositivo de cierre acabaron mansamente, sin sonido alguno, en el blando detritus del balde.
“Ayúdame, Dios mío, en el largo y penoso peregrinaje por las oficinas administrativas”, susurra Mauricio, con los ojos siguiendo la actitud errática de una mosca de caballo en el techo, desorientada por los efectos de un spray insecticida.
Estévez se dispone a abandonar su domicilio para interponer una reclamación ante las autoridades locales para que le reparen los daños causados, o al menos le sea concedida una compensación económica. Huevolándiak es un país en el que todo debe ser pedido por conducto reglamentario, de acuerdo con leyes muy rígidas. No existen fronteras, pues es el único estado que ocupa la parte sólida de la superficie de Lucántek, un planeta de otra galaxia en el que pulula una especie de bípedo de piel blanca y elevado porte. Sus funcionarios y administrativos, al acomodarse en ostentosos edificios de oficinas, se han convertido en algo semejante a termitas alojadas en escritorios viejos. Utilizo el nombre de los destructivos insectos para referirme a unos huevolandeses con traje y corbata que se sientan tras su mesa de acero, aleación muy apreciada en el lejano planeta, usada por personas de categoría dentro de la administración.
La campanilla de la garganta de Mauricio sufre ya el desgaste producido por los explosivos martillazos de las kaes al final de las palabras, característica que define la apreciable diferencia entre el lenguaje oficial escrito de la administración de Huevolándiak y la lengua terrestre.
Una vez en la calle, Mauricio se vuelve para contemplar el desgarro en la puerta sin cerradura. En esas condiciones llevaba nuestro protagonista dos días. Ustedes se preguntarán por qué se demora en denunciar su situación de desamparo, pues en tales circunstancias nadie puede salir de casa tranquilo ante el riesgo de verse desprovisto de sus pertenencias. Hay una importante actividad antisocial en un sector de la población, que, como en la Tierra, abunda en Lucántek.
Mauricio no es nuevo en el planeta y sabe que también aquí las cosas de palacio van despacio. Para las reclamaciones, es obligatorio que el damnificado deje transcurrir un lapso de dos días antes de dar curso a su petición.
El carácter de Mauricio es respetuoso y prudente, no exento de timidez, la cual trata de disimular con una amplia sonrisa de anuncio de pasta dentífrica cuando se encuentra en el entorno de los encopetados administrativos. Sufre de estrés e insomnio la noche antes de acudir a una oficina pública para dirimir un asunto de relevancia o recuperar un impuesto indebidamente “impuesto”. Es digno de mención que a la hora de cobrar, las ventanillas del devorador monstruo del gobierno se abren ante el ciudadano, y asoman unas garras, controladas por computador, que arrebatan en un guiñar de párpado la presa pecuniaria de manos del contribuyente.
Estévez acaba de iniciar su largo Vía Crucis hacia el Gólgota de Munak, un moderno edificio sito en la cima de un monte a cuya azotea habían llevado una vez a tres habitantes para ser crucificados; un contribuyente y dos funcionarios. Estos dos últimos eran cabecillas de un facineroso grupo de honestos administrativos, actualmente prófugos.
Según cuentan las crónicas del cosmos extra-solar, cuando los probos líderes rebeldes estaban a punto de ser atados a los maderos para su crucifixión, consiguieron huir y se refugiaron en el hoyo producido por un aerolito en la costra lucantiana, en espera de una situación propicia para volver. Mientras tanto, los gigantescos parásitos de traje y corbata continúan apoltronados en sus oficinas, cubiles donde pueden desenvolverse en la más “impune legalidad”.

* * *


—¿Qué quiere? --surge un gruñido detrás de la ventanilla cerrada. Una pupila grande y una nariz de anchos agujeros asoman por la rendija que permite la abertura.
—Verá... —balbucea Mauricio— Hace dos días un empleado de la basura...
--¿Un empleado de quéee? —interrumpe, altanero y apabullante, el funcionario desde el otro lado de la vítrea barrera esmerilada.
--Un empleado de la basura... —repite el solicitante intuyendo que el diálogo no ha empezado bien.
--¡Un señor de la limpieza, oiga! ¡Un señor de la limpieza! —recalca el otro con grosería--. Aquí nadie recoge basura, aquí se hace limpieza. No somos puercos —tras una pausa producida por la indignación continúa--: Abrevie, que no tengo todo el día. Me ha pillado cuando escuchaba por el transistor que el Calicántok perdió ayer por siete a cero frente al colista. Y para colmo, a mi mujer se le ocurrió anoche salir a cenar y regresamos tarde. Por eso no me he enterado hasta ahora de la derrota de mis chiquillos. Bueno. Menos cháchara y al grano, que el lunes no ha hecho más que empezar, y entre mi equipo y usted ya me he puesto de mala leche.
—Lo siento —dice Mauricio poniendo cara de funeral--.
Como le decía, fue el empleado de la limpieza... —suspende el discurso para llevar oxígeno a los pulmones, que se le habían desinflado como un colchón con un poro del grosor de un dedo—. Su honesto empleado, y conste que fue sin querer, al salir de mi casa con el cubo de la basura…
--¡Y dale con la basura…!
—¡Perdón, perdón…! Quiero decir que, al salir con el cubo de la limpieza, se le enganchó en la cerradura y me la descuajaringó.
--¿Se la qué...?
—Me la descuajaringó. Me la hizo polvo --el semblante de Mauricio sigue dominado por una expresión sombría. --¿Se la hizo polvo? ¡Ah!, eso no es aquí. Tiene que ir al departamento de objetos empolvados, seis pisos más arriba. Para ahorrar tiempo, vaya rellenando el formulario.
La ventanilla se abre algo más, lo suficiente para permitir la salida de unos dedos huesudos, de aspecto acerado, que depositan ante nuestro hombre un grueso volumen de páginas amarillas, una especie de enciclopedia resumida. La pequeña abertura a lo desconocido se vuelve a estrechar lo justo para que asome el displicente hocico.
--¿Objetos empolvados? —pregunta Mauricio con extrañeza.
—¿No acaba de decirme que nuestro empleado le hizo polvo la cerradura?
--Sí. La arrancó de la puerta.
—Vamos a ver. O yo no me entero, y estúpido no soy, o usted no se expresa como Yavek manda. ¿Su cerradura fue arrancada o hecha polvo? ¿En qué quedamos?
—Creo que fue arrancada —dice Mauricio, desconcertado.
--Usted está loco y me va a volver loco a mí. Diríjase al departamento de averías casuales, en el noveno piso. Le sirve ese mismo formulario. Ah, le aconsejo que sea breve, porque mi compañero también es del Calicántok y debe estar de un humor… A propósito, ¿trae la cerradura para el presupuesto?
—No.
—Otra vez metió usted el ganado en el corral que no es—señala el tipo misterioso después de chasquear la lengua--. ¿Cuándo aprenderán estos extranjeros? Si la cerradura no está hecha polvo, quiero decir, se conserva entera, ¿por qué no la ha traído? Se la van a pedir para valorar los costos de la reparación, hombre.
--Es que en casa no la encuentro. Se la llevó el de la basu..., perdón, limpieza.
—¿Cómo? ¿Nos tacha de ladrones? —arguye el otro con la nariz tornándosele del rojo de un pimentón--. ¡Esto es insólito!
De pronto desaparece aquel apéndice, y la ventanilla se cierra con un golpe violento. Una placa metálica encima de la abertura, ahora clausurada, muestra el nombre del funcionario que acababa de atender a nuestro hombre: Sr. Estupídnik.



* * *


Mientras Mauricio recorre lentamente, peldaño tras peldaño, la distancia hasta el noveno piso, ya había decidido arriesgarse a presentar la solicitud sin cerradura, por no volver a casa en busca de algo que sabe que no va a encontrar. Comienza a musitar el padrenuestro huevolandés: “Papá nuestro que estás no sabemos dónde, atendidas sean nuestras súplicas…”
Le arde el estómago desde que había musitado sus primeras plegarias al entrar en el edificio Munak, quemazón que ha aumentado tras el rifirrafe con el funcionario. Tiene que vencer los temblores y eliminar la sequedad de la lengua. Extrae del bolsillo de la chaqueta un caramelo en papel de celofán, lo abre y se lo introduce en la boca. Su rígido maxilar comienza a moverse, con una protuberancia en la mejilla semejante a un flemón, y el sensual sabor del dulce hace que las glándulas segreguen saliva.
—Sernik, ¿eres tú? —surge una voz masculina desde una dependencia, un cuarto pequeño destinado a archivar carpetas en estanterías.
--¿Qué quieres? -- pregunta un gigantón joven, que precede a Mauricio en el lento ascenso por las escaleras y que se le había unido en el sexto piso.
--¿Dónde has puesto el alcohol de la multicopista?
—¿Qué alcohol?
—Dos litros que había en una garrafa con una etiqueta que decía agua —contesta el de la oficina.
--Lo tiré al baño hace un rato y la garrafa me la llevé para comprar vino. —¿Qué lo has tirado, pedazo de imbécil? Cuando se entere el jefe, la que va a armar. ¿Qué le digo yo al señor Paludik? Porque era el alcohol que había para hacer los panfletos sobre los buzones de sugerencias.
--¿Y a quién se le ocurre, pedazo de mamut, meter alcohol en un envase etiquetado como agua?
Mientras Sernik y el otro intercambian reproches, el primero y Mauricio por fin alcanzan el noveno piso. Allí se abre una encrucijada de pasillos donde nuestro hombre se siente más despistado que una oveja en una discoteca. Sernik desaparece a través del corredor más próximo como si le pinchasen con un trente por detrás, y Mauricio se dirige a la pequeña dependencia de donde había provenido el vozarrón. Allí ve a otro gigante huevolandés, con rostro preocupado y los cabellos emergiendo de su cabeza como una escoba.
Este tipo se encuentra de pie junto a una mesa de oficina, que parece una mesita de noche en comparación con la estatura del empleado, y que sirve de base a una máquina impresora con un rodillo metálico recorrido por vetas de tinta azul.
—¿El baño, por favor? —pregunta Mauricio, cuyo vientre acaba de propinarle un retortijón y un crujido de tripas. El encontronazo con el funcionario del primer piso no había hecho más que descomponerle el cuerpo.
--Al final de este pasillo, a la derecha —responde el encargado de la multicopista, la cual le recuerda a Mauricio los mismos artefactos utilizados por unos amigos suyos que el gobierno terrícola detuvo en una redada bajo la acusación de elaborar propaganda subversiva.
Mientras se dirige a su destino inmediato, el W.C., con pasos cada vez más apremiantes y su cartapacio de solicitud bajo la axila, se hace insostenible el martirizante dolor de intestinos. Tal es la presión de los gases contra el esfínter de nuestro atribulado protagonista que éste no puede impedir que aquellos irrumpan sonoramente al exterior. --¿Otra vez comiste alubias, Sernik? Mauricio ha oído al tipo de la oficina y se apresura a refugiarse dentro del W.C. antes de que aquél salga al pasillo.





* * *


El baño es una estancia amplia de techo alto. A más de un metro sobre el nivel del piso, cuelgan numerosos orinales como huevos de dinosaurio desprovistos de la mitad del cascarón.
Para cualquier terrícola de estatura normal sería imposible efectuar la micción en aquellos abombados receptáculos, a no ser que se aupara sobre un objeto, un suplemento, que le permitiese alcanzar la altura necesaria, pero Mauricio no puede demorarse; su otra necesidad le exige evacuación inminente. El extranjero entra en un reservado con la puerta abierta. Como supondrá el lector, las tazas de los drenajes son de un tamaño superior a las del planeta Tierra y a la de la casa de Mauricio.
Estévez se afloja el cinturón y deja caer hasta los tobillos sus prendas inferiores. Se coloca de espaldas a la pared de cerámica y a una ventana cerrada que hay en ella. Al ponerse de puntillas, ve que es incapaz de sentarse. Con el grueso cuaderno atenazado entre los dientes, extiende ambos brazos hacia atrás y pone las manos en la protección de plástico que cubre el borde del elevado trono blanco.
Mordiendo con fuerza el legajo de papeles y acuciado por la crisis ventral del momento, con un esfuerzo sobrehumano se iza a pulso hasta que sus posaderas encuentran un acomodo tambaleante sobre la taza, cuyo diámetro interno resulta holgado para la nueva visita. Manteniendo apenas el equilibrio y apoyando su peso en los muslos sobre el filo ovalado, Estévez descarga con alivio su tormento fisiológico.
Ya tranquilo, examina, una tras otra, las páginas del formulario de solicitud. Mientras lee, extrae y enciende un cigarrillo. “Qué complicados son para arreglar una vulgar cerradura. Con esta mentalidad no se puede vivir”, dice para sus adentros. “Regreso a la Tierra. Lo malo es que el próximo cohete no sale hasta dentro de un lustro lucantiano. Bueno, en ese tiempo podría vender la casa y el mobiliario”.
Mauricio inhala una pequeña cantidad de humo. No le agrada el tabaco local, pero qué puede hacer en un planeta que no es el suyo sino aceptar los productos autóctonos.
Su figura rechoncha bascula suave y peligrosamente hacia adelante y hacia atrás con el fósforo encendido en la mano derecha, el cigarrillo en la izquierda y la cabeza inclinada a un lado, en un gesto mezcla de adormecimiento y de resignación, como si le abrumasen los recientes sucesos. Mecánicamente desplaza la minúscula tea ardiendo hacia atrás y la deja caer al fondo del drenaje por el hueco que forma la parte inferior de su espalda y la taza. No se sobresalten ustedes ante lo que sigue, pero un chorro de fuego, una súbita llamarada, una deflagración roja y azul envuelve por completo a Mauricio, que parece un demonio surgiendo del infierno con los ojos como dos globitos a punto de estallar. La sorpresa y unas dolorosas quemaduras en sus partes pudendas le hacen dar un salto involuntario de tal magnitud, y con tan mala fortuna, que su calva se estrella contra el borde inferior de la hoja de la ventana, que una corriente de aire casual había girado hasta medio recorrido.
—¿Qué ocurre, Sernik! —inquiere el tipo de los pelos de punta al oír los gritos de Mauricio.
—No sé, Erítzok. Ha sido en los baños. Acércate a ver quién es –dice mientras se prepara una agüita con púas de cardo.


* * *


Mauricio es transferido inconsciente al hospital nacional de Huevolándiak con la rapidez usual en el planeta, es decir, en un carruaje ambulancia tirado por un par de renos. Al cabo de cuarenta y ocho horas, los médicos llegan al siguiente diagnóstico: “Terrícola con rotura de tabique nasal y abundante hemorragia. Minúsculas incrustaciones de vidrio en el cristalino de ambos ojos. Fuerte traumatismo longitudinal, causado por objeto de filo, en el centro del cráneo con corte y separación del cuero cabelludo, sin afectar a hueso alguno. Quemaduras de pronóstico reservado en ambas nalgas. Escroto convertido en dos betarragas al grill”.
Durante su permanencia en el centro hospitalario, a pesar del tormento de las curas, Mauricio es afortunado, pues una de las enfermeras amablemente se encargó de rellenar y formalizar los documentos para la reposición de la cerradura en el domicilio del paciente.
Dos meses lucantianos más tarde, cuando Mauricio Estévez regresa a casa, con las piernas separadas por las secuelas de las quemaduras en sus carnes, encuentra la puerta como la dejó, sin cerradura. Por debajo de la madera asoma el membrete en negritas de un sobre amarillo. Estévez lo toma con avidez, abre la liviana sepultura de papel y extrae una carta cadavérica y apergaminada. Engurruñiendo los ojos y alejando el documento consigue leer el escrito, cuyo contenido lacónico, en lengua oficial lucantiana, es el siguiente:

“Huevolándiak, 132 de febrèrok de 15126

“Estimádok solicitàntek:

Sentimos comunicárlek que su peticiòn ha sídok desestimàdak por fáltak de pruebas o evidencias, al no haber aportàdok el cuérpok del presùntok delítok en la fórmak y plazos que màrcak la Leyk.

Atentaméntek,


Ramónok Paludik
Secretáriok de Reclamaciones Ministeriales, Gobièrnok de Huevolándiak, (Lucántek).


Pero a Mauricio le aguarda otra desagradable sorpresa: la casa está completamente vacía. Mira en cada pieza, en los dormitorios, en la cocina, en el cuarto de baño. No queda ni un solo mueble en la vivienda. Habían desaparecido hasta la escoba y las bombillas y, por supuesto, la lámpara de tulipas celestes del living, muy apreciada por nuestro personaje; lo único que permanece del querido objeto es un pedazo de cable sinuoso que cuelga del techo, en forma de trenza, con signos de haber sido cortado. En desesperación, el hombre se lleva las manos a los ojos desprovistos de gafas, de los que brotan aguas de fuente.
En el suelo hay un diminuto e imperceptible objeto de color gris y azul; patas arriba yace el tábano que Estévez había envenenado tiempo atrás, antes de marcharse.

domingo, 1 de noviembre de 2009

UN CUENTO BREVE DE SYLVIA NEIRA PARA LA TARDE-NOCHE DEL DOMINGO...


EL CALLEJON VACIO
Sylvia Neira Lermanda


Esa mañana se levantó asustado. No tenía una razón concreta. Lo único que recordaba era una noche colmada de sueños inquietantes. Iba por un callejón oscuro y silencioso, sentía miedo porque no sabía qué encontraría más adelante, de repente alguien lo golpeaba una y otra vez. Despertó justo antes de recibir el golpe final.

En el trabajo le encomendaron varias tareas, sin embargo, no logró terminar ninguna. Durante todo el día tuvo esa extraña sensación de temor. Recordó el sueño y sintió nuevamente el mismo pesar.

Terminada la jornada, decidió caminar hasta su casa. No era su costumbre, pero esta vez supuso que sería una buena forma de relajarse. Deambuló por calles llenas de gentío y ruidos estridentes. De pronto se sintió solo, como si todos se hubieran esfumado.

Al encontrarse de frente con el callejón vacío, quiso retroceder, pero no pudo, algo lo atrajo, se sintió como devorado por esa oscuridad. De nuevo experimentó la angustia que ya conocía. Un fuerte golpe lo hizo caer. Antes de perder la conciencia, tuvo la esperanza de despertar una vez más.


LOS LEMAS, LOS LEMAS, A INSPIRARSE MUCHACHOS....


Marcos Concha nuestro Presidente, se hacomunicado con la Pluma esta diletante tarde de domingo, para incentivarnos a la confección o creación del lema corporativo, y nos manda estos ejemplos, a ver si así se detona la imaginación, veamos, o leamos :::::::::

La pluma es lengua del alma. Cervantes

No escriba quién no sepa unir la utilidad con el deleite. Iriarte

Liber ipse per se loquitur. El mismo libro hable por sí. Locución latina.

La letra con sangre entra.

Letras sin virtud son perlas en el muladar. Cervantes.
Saludos, Marcos.

VAMOS TODOS CON LUCIA....

ALVARO MEDINA INFORMA, ALVARO MEDINA INFORMA...