POR EL AMOR DE UNA MUJER

lunes, 18 de enero de 2010

EL VENDEDOR DE ORIGAMIS

Me lo encontré a la salida de la Feria del Libro.
Concita a la gente la Feria, donde llegan hasta linyeras, buscando una
monedita…sin embargo…el de apellido belga, el rubio “mormón de campo”,
como lo describe su adláter, no es cualquiera.
Vende origamis que él fabrica, y se instala a pasos del acceso, seguro
de llevarse parte del morbo veraniego.
Hay que ver como en un par de minutos le da vida a grullas, monos ,
perros y acaso al más bello corazón que ví latir en mi vida…
Sucumbo hipnotizado al mediodía de este enero caliente, y me instalo a
observar las bellezas que salen de sus manos, que increíblemente no
tienen precio.
“El arte no tiene precio” me reafirma.
Una caja de zapatos deformada por la infinidad de veces que ha
servido de “caja fuerte”, aguanta monedas en su vientre a la voluntad
del “caserito”.
Mientras Claudio, quien se desembarazó de la tensión inicial dándome
su nombre hace dobleces, pliega, y le da un escupo virtual al papel
satinado, tal como Cristo al ciego, para que empiecen a correr por su
feudo lúdico las más atrevidas y cabriolescas ocurrencias papeleras,
la familia Miranda se aglutina.
Albricias, el mundo sigue girando, pero para nosotros se detuvo frente
al Origamista.
“Papirofléxico”, como él se hace llamar.
Los enamorados, por Libertad bajo los plátanos, paran de arrullarse,
los dependientes telefónicos miembros de nuestra sociedad que dicen
Aló todo el día con su inseparable rectángulo que tira al aire
ringstones rebuscados , se desentienden de su interlocutor, los que
van cabeza gacha al Servipag a cumplir con los diez mandamientos,
mientras sus acreedores los destruyen a intereses, los niños que tiran
del brazo de sus mayores para allegarse al zoológico más fabuloso,
todos llegan, cual seducidos por este flautista de Hamelin rubio y de
chapas rojas, que se nota ha pasado mucha hambre entre otras
tribulaciones, para entrar a un mundo, que tan sencillo (una sábana en
el suelo con los monos), sólo su imaginación esperaba para detonarse
al primer vistazo.
Claudio, no recuerdo tu enredado apellido, hijo de algún loco
tripulante, que te procreó en una noche de parranda seguro, y de tu
madre, alguien bien chilena por lo que se ve, te escribo ahora, que
es lo que mejor se hacer, a ti que quedaste almacenado en mi máquina
saltimbanqui con tus manos dándole vuelta a los “asuntos”,
abstrayéndote y abstrayendo, que hiciste felices a los muchos que
guardan la imagen, viven del ego, o para él, caminan sin mirar,
respiran como adultos, teniendo un niño dentro, y hasta a los que
dependen de una mirada, un beso, o una caricia para vivir, abolidos de
corazones tiranos, que creyéndose patrones feudales, y sapientes y
sabientes de sus afectos esclavos, les martirizan.
A ti amigo, te dedico esta nota, porque estás regalando vida y
emoción, a veces hasta por una moneda de diez pesos, creo que ni con
mil pagarían lo que les haces sentir, ahí, a la salida de la Feria,
con tanto y tanto monstruo literario dentro, en los anaqueles, y que
no “bajan de 5 mil”..¡por Dios que envidiosos deben de
estar!!...acuérdate que la vanidad es parte nuestra, y tus monos
definitivamente la ignoran, amigo mío.
¡¡Ese es el secreto, y estuve a punto de develarlo!!.

PLUMA VALIENTE