Escucho este sábado a Gilbert Bécaud, el cantante de los 100 mil voltios, todo osamentas hoy en un cementerio de París, y que se prepara para el verano.
Descorro luego la cortina de mi escritorio con vista al parque, y miro hacia el cielo una mezcla de nubes cirrus, nimbus o estratus, creo, pero de ésas que están cargadas de agua, y le asigno razón al pronóstico del tiempo.
Endulzo el primer café del dìa con dos o tres gotas de lo que me dará cáncer si lo sigo consumiendo, y me acuerdo de la carne mongoliana de la noche anterior, en un restaurante chino de Valparaíso vacío, a pesar de ser un feriado largo, y estar en la ciudad del patrimonio, que después del desfile está más triste que el cementerio donde reposa Bècaud.
Los autos modernos de los santiaguinos desparramados, sumándose a una batahola, van buscando ahora por diferentes carriles, diferentes lugares donde almorzar en una diáspora que prefiere a Viña y Concón y no al sur..sin discernir que “para hacer bien el amor hay que venir al sur”, lo que constituiría una buena frase marketera para promover a Valpo...
Sigo escuchando las notas de Bécaud, que a pesar de haberse inspirado en los cincuenta, y habiendo amado a la Edith Piaff, y tatatatán, está más vigente que nunca, e inspiran esta columna, que lleva mucho de adrenalina, feromonas y una nostalgia, que trato de identificar, remontándose a esos feriados largos de Llolleo, y con películas en el cine Rex, cuando Papá nos llevaba a ver a nuestros abuelos paternos, que se mejoraban del corazón con ese clima, lo que hoy concibo como una piadosa mentira, pues lo que los mantenía vivitos y coleando era que estaban juntos, permanecían juntos, y eran visitados por sus hijos y nietos y no eran olvidados…¡¡eureka!!..
Casi llega al final el cd de Bécaud, que canta Natalie, con aires que asocio al Dr. Zhivago y a un amor atormentado y dividido que se le ocurrió a Pasternack en medio de la revolución bolchevique, y pienso ahora que habrá quienes me leerán en medio de la festiva algazara del sábado con pilas recargadas para el asado de la tarde, o la paz de un buen libro, o unas onces con pasteles, o principalmente sea cual sea el pretexto…. está en busca de recobrar el afecto perdido, y medio a medio del feriado largo del “21”….PLUMA VALIENTE.
Publicado por Eduardo Osorio.
